PRUEBA PISO UNO.

Los ojos del guardián brillaron entre la imperecedera oscuridad. Allí, donde nadie había puesto un pie en cientos de años, se encontraba el objeto del siguiente experimento, el ingrediente faltante que tanto anhelaba; un irregular.

-¿Sabes lo mucho que te he estado esperando?- La voz de la criatura retumbó varias veces en el ambiente antes de dejar espacio al absoluto silencio. Moviendo su báculo de un lado para otro el señor del primer piso, una criatura arrogante y llena de sed de sangre, acercó sus pasos al recién llegado.

-Mi nombre es Headon, guardián del primer piso de esta torre- Hizo una pausa, aquellos pequeños y blancos ojos desaparecieron entre la oscura sonrisa del anfitrión. -La torre que hace realidad cualquier deseo- Completó. Su sonrisa inmutable siguió allí.

-¿Cuál es tu nombre?- Preguntó mientras fijaba su invisible mirada en cada rincón de la anatomía irregular que tenía frente a frente. -Ya veo. Es un gusto tenerte por acá- Volvió a ensanchar aquella tenebrosa sonrisa -Si entiendes cuales son mis gustos con las visitas, claro- Susurró para luego girarse, darle la espalda al intruso y caminar sin rumbo fijo.

-Tengo una proposición que hacerte- Dijo con voz relajada, casi jugando con cada silaba que soltaba mientras caminaba. -¿Tienes algún deseo que quieras cumplir? Lo que sea- Paró en seco y se giró hacia el irregular -Lo encontrarás en la cima de la torre- Un brillo asesino reflejó su sutil y endemoniada mirada, la sonrisa esta vez dejó entre ver filosos colmillos que parecían poder desgarrar hasta el alma.

Se acercó lentamente hacia la visita, casi arrastrado sus pasos, mientras escuchaba la respuesta de este; una carcajada brotó de aquello parecido a boca. Paró frente al rostro del irregular y dejó que el vapor de su aliento inundará las narinas del intruso. -Entonces para llegar a la cima y cumplir tu deseo- Estiró hacia su derecha la mano que portaba el báculo, un rayo azul salió disparado de este, dando de lleno en el gran muro de piedra, tallado con grandes figuras; un enorme vórtice se abrió, Headon sonrió. -Solo deberás jugar un pequeño y fácil juego. Si ganas, te dejo ir al siguiente piso- Explicó con voz lenta y tenebrosa, como escondiendo oscuras intenciones.


El guardián invitó a su inesperada visita a pasar por aquél vórtice, en donde le esperaría el juego a sortear. -Te explicaré las reglas una vez llegues a mi sala de juegos-  Comenzó a reír mientras veía como el irregular se adentraba y desaparecía entre la bruma de aquel pasaje, tal vez, sin retorno.

Completa oscuridad, el vórtice a tu espalda se ha cerrado y no hay más que silencio sepulcral a tu alrededor; salvo por un detalle sonoro, tu tímpano alcanza a percibir pequeñas gotas cayendo a lo lejos, de lo que parece, una alcantarilla rota. Lentas y constantes percuten en tu oído, irregular.

Un frío comienza a levantarse a tu alrededor ¿sientes como aquella niebla solo te ataca a ti y saborea tu cuerpo al notar el alito de vida dentro de ti? Eres su nueva compañera, tu vida es, su nueva curiosidad. Entre la constante falta de luz alcanzas a divisar una sombra aun más oscura que la propia oscuridad; tinieblas. ¿Que hay allí? Te acercas, tal vez por valiente o quizás por estupidez, pero lo cierto es que tus pasos te guían hacia lo desconocido, lo que tus ojos no pueden ver, pero tu espíritu siente y pide a gritos escapar.

Llegas hasta la tiniebla, estiras la mano y por casualidad, o por cosas destinadas, activas un sello, que curiosamente al encenderse ilumina todo a tu alrededor, una luz azul y profunda alumbra cada rincón de aquella sala, la sala de juegos de Headon. Del tamaño de veinte estadios. Hay sectores en donde no llega la luz y permanecen en la total penumbra. ¿Por qué? ¿Qué hay oculto allí? Un escalofrío recorre tu espina.

Al lado tuyo hay una puerta, en medio de ese gran espacio iluminado por la luz azul, notas una manija para abrirla. ¿Pero  a donde te llevará si al otro lado de la puerta no hay nada? Caminas alrededor de ella, no entiendes, solo vez el interruptor que activaste y la manija que abre aquella puerta misteriosa. Decides abrirla. Lentamente comienza a abrirse y de ella comienza a fluir un charco de sangre por el suelo, rojo carmesí que trae consigo un regalo; dados.

Tratas de mirar hacia lo que hay dentro de la puerta, no puedes creer que haya una dimensión completa dentro de esta, pero antes de poder ver entre la oscuridad que se contemplaba un rugido te espanta. La puerta se cierra.

-Bienvenido a mi sala de juegos- Dijo una burlona voz desde algún lugar secreto, retumbó en cada rincón del gigantesco sitio; es Headon. -A continuación te explicaré las reglas- Dijo mientras todo volvía a tornarse de oscuridad, las luces azules se apagaban. Pasaron unos segundos, eternos para ti, incluso lograbas escuchar nuevamente las incesantes gotas de aquella extraña cañería.

-Tendrás el honor de jugar un gran juego- La voz de Headon hizo una pausa mientras una risilla se escuchaba algo más lejos. -Jugarás con mis mascotas- Aquellas palabras fueron continuadas por un gran estruendo, un ruido metálico te dejó algo sordo y luego, la luz. Una blanca luz que esta vez te dejó ver aquellas zonas que antes habían quedado sumidas en la penumbra de la luz azul. Tus ojos dolieron.


Estás rodeado por un gran circulo de jaulas, tal vez son cientas, mejor dicho, miles. La puerta que estaba frente a ti ha desaparecido.
¿Qué habrá en ellas? ¿Qué son esos rugidos que comienzas a escuchar a lo lejos? ¿Qué es ese hedor que inunda tus pulmones y te hace sentir nauseas?. ¿Qué son esas incesantes gotas que no paran de caer?.

Estás solo, ahí en medio, sin nada ni nadie que te pueda ayudar. -Escucha bien mis instrucciones, intruso- Dijo Headon con algo de arrogancia y violencia. Actitud que solo ahora dejaba ver. -Aférrate a esos dados y desea que la suerte esté de tu lado. Si no es así- Una grave y profunda risa se dejó oír, acompañado de estruendosos golpes en cada una de las jaulas, además de rugidos jamás escuchados por tus tímpanos.

-Sabrás entonces que nunca debiste entrar-

Metodología de la prueba:

La sangre salpicaba el portón de una manera macabra. Se notaban las marcas de la colisión, incrustadas por todas las rendijas en un imponente manto rojo. Una mirada bastó para rememorar los minutos anteriores y las imagenes acudieron a mi mente cansada. La sangre, el tatuaje y el montón de rocas que a unos kilómetros se hallaba, eran las tres únicas cosas que indicaban un cambio en el ambiente, todo empequeñecido por la cercanía de la colosal e imperturbable torre.

Había aterrizado con pesadez unos minutos antes, casi tropezando, pero la vista de mi propia sangre derramada me había impedido continuar sin antes preguntarme el porqué. ¿Como era posible estar tan cerca de la muerte? Surgido a partir de una sombra, de un desgajo de la Oscuridad, nunca antes me lo había planteado. No era ajeno a las heridas, pues durante toda mi etapa adolescente había realizado numerosos asesinatos y más de una vez había resultado herido, pero la anterior batalla había sido completamente diferente. No hubo aviso, no hubo sonido, silencio total. Ni su aura, ni la alteración de sus electrones al dar ordenes a su cuerpo. Nada. ¿Un objeto inanimado o un hechizo de camuflaje? Había una tercera posibilidad. La menos pensada. La más evidente.

Una pulsación me recorrió el brazo entero, del tatuaje hasta el hombro y un poder oscuro empezó a emanar de el. Como si de contaminación se tratase, el brillo negro de los símbolos envolvió todo el antebrazo, oscureciendo la piel. La sombra se endureció y tomo forma, reemplazando la delicada mano por una tenebrosa garra. Más asombrado que nada, una ancha sonrisa ocupó mi rostro a la vez que mi mente trabajaba azarosa en buscar una explicación a todo ello.

-¿Hijo mio, que haces tan lejos de casa? -dijo una voz trémula de una ancianita. -¿Que pensaría tu padre si te viera? Tantas responsabilidades y tu huyendo de ellas... -y la voz rota estalló a carcajadas.

-Tu y tus bromas mamá. ¿Sabes lo caro que me ha costado tu jueguecito? He perdido los cristales que llevaba y he destruido los ordenadores integrados en un intento por recuperarme del primer golpe de esa cosa. ¿Sabes lo que me costará recuperar los datos que tenía almacenados allí? -contesté con tono neutro, intentando aparentar lo más calmado posible, incluso divertido, pero la rabia crecía poco a poco en mi interior. ¿A que venia ese ataque? Años de trabajo, esfumados a cambio de mi vida. Maldita prueba...

-Tu y tus datos Sharei. ¿Acaso estas acusando a una anciana como yo de realizar tal atrocidad?- continuo diciendo la voz trémula. La cadencia final, se destrozó y el tono cambió completamente. Ahora era la voz de una mujer madura y fuerte. -Fuera jueguecitos. ¿Sabes porque estas aquí? El golem era necesario, escúchame bien. Se todo lo que ocurre en el mundo, se supone que soy omnipotente, pero hay un lugar que se me resiste. Esta torre, tiene otro "dios" -explicó con rapidez, resaltando la palabra concreta en su habla. -Quiero que entres y me des acceso a su interior.

-¿Entonces esto -dije señalando a la garra negra -es un localizador?¿He cambiado demasiado para que contactes conmigo de la manera de siempre? -comenté de manera desinteresada mientras las conexiones de mi mente hacían los ajustes necesarios y sacaban sus conclusiones. La tecnología de fuera sería arriesgado entrarla, por eso mis armas eran mi esencia, mi propio poder. Una vez dentro, intentaría replicar mis inventos de nuevo y con suerte, serían mejores. Además, no podía decir que no me gustara la idea de conocer algo que mi madre no sabía.

-No creas que eres el primero a quien envío dentro, hijo. He comprobado por la experiencia que un fragmento puro de mi ser es imprescindible para poder comunicarme. Toma Bakuya y escala esta endemoniada torre -sentenció mi madre. -Me pondré en contacto contigo cuando considere necesario. -dijo mientras se desvanecía su voz.

-Espera! Hay una cosa que no entiendo, como sabías que vendría aquí? -pregunté ante mi última duda.

-Hay pocas cosas que queden por explorar en este mundo, y esta, es una de las más impresionantes. Además, soy tu madre y te conozco.

-Dale recuerdos a... bueno da igual. Ya hablaré con ellas -solté de improvisto.

-Quieres mucho a tus hermanas -afirmó.

-Si -dije simplemente.

-Tranquilo. Puedo servirte de enlace con ellas- y cortó la conexión.

Con ella, la garra oscura se disolvió en mi piel, adoptando de nuevo su forma de marca alrededor de mi muñeca. El aura de normalidad desapareció de mi semblante y renqueando me acerqué poco a poco hasta tocar los rastros de mi sangre. Mi voluntad se desplazó por todas las células muertas y secas de la enorme mancha y luego se movió hacia el portón. Una curiosidad latente explotó en mi interior llenando todos los huecos, percibiendo todos los cambios e imperfecciones para luego salir hacia fuera atreves de mi mano.

Voluntad y curiosidad se fusionaron, haciendo reaccionar al portón, que se estremeció. Una luz procedente de dentro me cegó y las pocas fuerzas que me quedaban desaparecieron junto a la oscuridad de la noche.

Cuando al fin desperté, la tranquilizadora oscuridad me envolvía de nuevo. Me notaba relajado y descansado, falto de peso, como una pluma. Al contrario que mi cuerpo, el aire era pesado, pero ello parecía no afectarme demasiado. Cada nueva bocanada me daba fuerzas, pero la sensación era extraña, como si hubiera demasiado vapor de agua en el aire. Lanzado mi percepción en todas direcciones, descubrí que no estaba solo. Un aura oscura le envolvía y como una campana armónica, la mía resonaba con la suya. Levantándome con calma, me espolvoreé la ropa y dí unos pasos hacia él, la oscuridad no era un impedimento para mi.

Sus palabras me pillaron de improvisto, carentes de sentido en un principio. Me esperaba. Un enviado de mi madre? Lo dudaba mucho. Por suerte, esa pregunta fue resuelta al escuchar la siguiente frase de la criatura. Se trataba del guardián del primer piso. Arriesgando todo a un pensamiento, deduje que cada piso contaba con un guardián al menos, información bastante interesante para el tiempo que llevaba allí dentro, por no decir que guardián equivalía a pruebas que superar, si no batallas.

-Me llamo Sharei -dije por cortesía, pues él me había revelado el suyo. Contrastando con mi suposición anterior, el comentario consiguiente a mi nombre no hizo sino confirmar mis sospechas. -Ahora viene la proposición -pensé para mi. -Promesas y prueba -de nuevo información interesante. Pruebas que te permiten ascender en la torre. -Creo que los dos sabemos porque estamos aquí. Tu buscas diversión, yo busco conocimiento. Buen juego -y con una ligera inclinación de respeto hacía él, entré en el vórtice.

-Las reglas de este sitio tampoco son tan diferentes a las del exterior al fin y al cabo -pensaba mientras mis moléculas se descomponían y recomponían.

El silencio anterior fue reemplazado por el sonido del agua cayendo. Me encontraba aún en la oscuridad, pero la fisionomía de la sala ahora era diferente, tan inmensa, que las paredes resultaban distantes. Estaba completamente vacía, exceptuando una especie de pilar con inscripciones de lo más curiosas. Sin nada más que hacer, me acerqué a la construcción y la rocé con la palma izquierda. Un rastro de chispas sueltan mi mano para lanzarse al pilar en contra de mi voluntad y la negrura es reemplazada por una luz azul a la que me adapto enseguida.

No solo la iluminación había cambiado, pues una puerta se materializó a mi lado, si un sonido que la delatase. Intrigado por la aparición, la miré por los dos lados y observé que no llevaba a ningun lado. Una simple puerta en medio de un habitación enormemente vacía a excepción del pilar. El pomo era aparentemente tangible, por lo que me dispuse a abrirla. Una señal de alarma rápidamente se encendió en mi cerebro y un río de sangre empezó a fluir por la rendija abierta, aumentando aún mas la curiosidad que sentía. Las gotas, la sangre... y unos dados hacen acto de presencia en el sonido de la sala.

De repente, la voz de Headon rompió el equilibrio, hablando para informarme de mi meta en la prueba. La diversión era patente en su tono, pero nada de eso me importaba, el deseo de conocer, sumado a la misión encomendada por mi madre, era todo lo que me impulsaba. La luz azul desapareció de nuevo y yo agradecido descansé mis ojos en la oscuridad reinante, solo para advertir de sopetón los cambios que empezaban a surgir a mi alrededor. De la nada, noté como una enorme fuente de energía se acumulaba en forma de anillo a unos metros en todas las direcciones.

Un grito de verdadero dolor escapó de mi garganta cuando una luz blanca lo inundó todo. El repentino cambio de iluminación le había costado caro a mis felinos ojos y ahora estaba retorciéndome de dolor con la cara entre los brazos, que a su vez estaban tapados por unas alas dracónicas salidas de mi espalda. Los tejidos oculares, por suerte, son los que con más rapidez se recuperan en una persona normal, con lo que menos de un minuto después, gracias a mi electricidad y a la capucha puesta, me encontraba en disposición de continuar. Durante mi indisposición visual, el monstruo-conejo continuó hablándome, explicando lo que debía hacer. La furia se acumulaba en mi interior, pero aparentemente estaba calmado... la calma que precede a la tempestad.

La cola que surgió de la parte baja de mi espalda recogió con presteza los dados del suelo y con el mismo movimiento sutil los lanzó de nuevo al suelo.


Off: Como podéis ver he adaptado lo que pasa a las cualidades de mi personajes, ya que puede ver en la oscuridad y su mentalidad es más o menos oscura.
Hay un problema respecto al posteo cada 24h. Resulta que mañana me voy de viaje siendo el viernes el día de mi regreso y dudo mucho que tenga tiempo de postear, por lo que agradecería un poco de comprensión respecto a eso.

El miembro 'Sharei Faedrawolf' ha efectuado la acción siguiente: Lanza tus Dados

#1 'Monstruos' : 10

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#2 'Jaulas' : 5

- Definitivamente alguien interesante

El fugaz pensamiento del guardián al ver la determinación de su "presa" le provoco una mezcla de sentimientos encontrados... ¿Hasta donde podrá llegar? No muy lejos, si de su mano arrogante dependía, como efectivamente sucedía en aquel momento. Para todos en la Torre era de sobra conocido que Headon no gustaba de los irregulares, pero ¿como culparlo? los pocos que han llegado a su piso han demostrado no solo un gran poder, sino también un aspecto siniestro. Son los enemigos de la Torre, elementos externos que infectan el ecosistema con caos, y el, como guardían, era el encargado de mantener el caos fuera de la Torre.

- Frente a tí tienes una serie de palancas, todas numeradas del 1 al 50, Como sacaste un 5 del dado de jaulas deberás bajar 5 de esas jaulas- Una sonrisa malévola cruza el rostro del guardián, como quien se siente seguro de su victoria - Una vez las hayas abierto no hay vuelta atrás, mis pequeñas mascotas probarán tu voluntad... Pero cuidado, una de las palancas posee un terrible destino aferrado a ella, no quisiera estar en tu lugar si la accionas - Dice mientras flota alegremente por la habitación - Por otro lado existe algo que te puede ser de ayuda en esas jaulas... Por supuesto todo depende de tu suerte, tus instintos y tu capacidad de salir adelante.

Headon hace una pausa, esperando la respuesta de su interlocutor, conociendo a los irregulares es casi imposible que se retracten de su intención de escalar la Torre una vez la han tomado, mientras sonríe piensa en como terminará todo ¿Morirá rápida o lentamente?¿Y si logra sobrevivir? No importa, la suerte esta echada, el destino del intruso depende de una decisión.

Off rol: